Hoy he despertado especialmente melancólica además de nostálgica, quizá sea porque he sentido que todos los años se me han venido de golpe y el estar confinados en un solo espacio con poca interacción social hace que una persona se vuelva más meditabunda que de costumbre.
Ya han sido 21 años. 21 abriles llenos de fracasos, de dichas, de momentos que no nos permitimos: por el qué dirán, por las dificultades económicas, porque nadie sabe que está en el problema hasta que es casi imposible salir de él.
El tiempo no perdona, el reloj no deja de girar y girar con nosotros ensimismados en nosotros -pero a la vez no en nosotros realmente-. Todo ello te hace preguntarte: ¿valdrán la pena todas las decisiones que has tomado? Siento que no he hecho nada de rigor, que cambiase el mundo, algo con lo que haya aportado un granito de arena al universo que haga la diferencia. Pero, ¿quiénes somos nosotros para estar cuestionando el devenir de los días y el cosmos interminable?
Tal vez no hayas encontrado la cura de las enfermedades que aquejan estos tiempos, o no hayas descubierto una manera de refrenar el hambre, la contaminación, la pobreza, el sufrimiento de las personas no tan afortunadas. No por ello hay que dar la espalda a lo que nos rodea.
Nunca he sido poeta, esa vena artística mía no ha sido demasiado buena dándole belleza a las palabras, que mi carácter medio práctico/pragmático no lo permite con asiduidad. Pero las oportunidades no siempre están a la luz del día. Se desvanecen en el aire como el polvo, lo peor de ello es que no siempre vuelven.
Si esta entrada comenzó como un grito de auxilio, tal vez no fuera tan buena idea querer sacar el pesimismo de esta forma, pero estamos bien, algunos tenemos amigos y una familia que nos aprecian aunque estemos más bien desde una perspectiva más bien distanciada y lejana. Si eres de esos no tan afortunados, recuerda que no estás solo, que tal vez aún no es momento de que el tiempo jugase a tu favor pero siempre es de vital importancia recordar que este no perdona además de que no espera a nadie.
Crea lazos, aprecia cada momento como si fuese el último, disfruta de esos placeres cotidianos de la vida. Busca un pasatiempo, encuentra algo que te mueva las convicciones y las ganas de vivir, sentirte completo pero cómodo contigo mismo, que te haga feliz.
¡Hola Ale!
ResponderEliminarSoy Fátima, vi tu comentario en mi reseña de You Deserve each other y recién pude pasarme a devolverte la visita^^.
Me encantó esta entrada, me sentí muy identificada con lo de sentir que todavía no he hecho nada que haya cambiado el mundo. Y es algo que siempre me molesta porque estoy muy obsesionada con el tiempo y con el pasar de este. También soy muy nostálgica así que a menudo me encuentro extrañando otros tiempos y de pronto cuando siento que me caen los años encima (y que solo tengo 21, debería tranquilizarme un poco xD) me entra la tristeza. Pero me gusta el mensaje que has dejado al final, es algo que trato de tener presente todo el tiempo.
Gracias por compartir:D
Hola doña,
ResponderEliminarsigo chismeando el blog porque mil años sin pasar.
Bueno que te digo, tengo 25 y noo he hecho nada a parte de gastar mucho tiempo en vanalidades sobre todo asiaticas XD
Estudie 5 años una carrera que no me gusta pero tampoco odio, le inverti otro año a una carrera que me esta dando para mantenerme pero tampoco es algo que me nazca o ame hacer, no tengo claro los planes del futuro, pero intento no juzgarme y vivir con lo que puedo hacer XD No soy un buen ejemplo para decir que las cosas pueden mejorar, pero oye "las risas nunca faltan"